Apedreando a los viejitos

23 11 2010

Dr. Rudy Wohlers

Platicábamos en la calle. El lapso de claridad del día se había agotado, soplaba una brisa fría y suave que acariciaba y penetraba nuestra piel, provocando ocasionalmente contracciones o sacudidas corporales (escalofríos). Decidimos entrar al ambiente más cercano y que nominamos “nuestra ermita”. Espacio destinado a ser la sede de nuestro movimiento social político en nuestro pueblo Senahú y que persigue lograr un cambio positivo para el bienestar de los habitantes a través de una adecuada administración.
Cuatro conformábamos el grupo de amigos, compartíamos una tertulia sin agenda, donde de acuerdo a la ocurrencia se hablaba de diferentes tópicos, siendo el eje principal “el tema político” que cada día va tomando más fuerza y que nos obliga a prepararnos para que cuando el Tribunal Supremo Electoral de el banderazo de salida salgamos a la palestra a participar en el futuro proceso electoral municipal.
El contorno que nos resguardaba nos intimó a tomarnos un cafecito Dieseldorff (cosecha alta verapacense), calientito, delicioso. Aprovechábamos para remojar en él unos panecillos hechos en la casa de uno de los presentes. Recordamos tiempos pasados en que no existían panaderías en nuestro pueblo, en cada vivienda se hacía pan, pero pan de verdad, no de negocio, preparado con productos naturales y por manos santas de aquellas mujeres que desarrollaban un verdadero arte para satisfacer gastronómicamente a la familia. Eso era delicioso y sano.
Sentados sobre unas bancas de madera sin respaldo, de las que se veían en las iglesias o ermitas de hace muchos años, que por su asimetría no se logran nivelar al piso; con un color que grita su tiempo de antigüedad. Nos acordábamos de travesuras de cuando éramos alumnos de la escuela Urbana Mixta, ¡Ahh que tiempos! No almorzábamos, preferíamos ir al tanque que estaba a la orilla del río Nahúc a jugar y a aprender a nadar. Los más arrechos se sumergían en la profundidad con el objetivo de remover el lodo que estaba como sedimento para enturbiar el agua y así poder pasar desapercibidos cuando nos escondíamos bajo de agua. Todos tal y como venimos al mundo, desnudos.
Épocas en que andábamos como puros monitos rascándonos por todos lados llenos de granos, rasquiña, etc. Hasta hoy entendemos su origen.
Reíamos de nuestras tonterías inocentes, de aquellas épocas.
Lico intervino: -Muchá, muchá, les voy a contar lo que nos pasó con mi hermano Romeo. Guardamos silencio, nuestra mirada dirigida a quien intervino, atentos a escucharlo. Se sentó cómodamente en una de las bancas e inició su relato: –Nosotros con mi hermano, no solo a medio día nos íbamos al tanque, también lo hacíamos por la tarde, faltábamos mucho a la escuela. Nuestra profesora era la Seño Ana, ¿Se acuerdan? ¡Era bien yuca! Pues de plano, ya estaba como la gran diabla de nuestro comportamiento. Un día nos citó a una reunión, asustados esperamos sentados bajo los tubos que están sobre los graderíos del campo de básquet de la escuela, viendo al suelo, esperando lo peor y a que llegara el momento.
-Nuestros compañeros con los cuadernos en la mano se despedían felizmente para dirigirse a su vivienda a descansar y hacer las tareas que eran un montón, prosiguió. -Escuchamos una voz enérgica, desde el corredor que decía:-¡Los hermanos García, para acá! -Cuando sentimos ya estábamos parados frente al escritorio de la seño Ana, un escritorio de madera rústica ubicado en la esquina del salón de clases. No se daba por aludida de nuestra presencia, sentada escribiendo en un cuaderno que de pronto lo cerró con brusquedad y levantó la vista hacia nosotros con una mirada fulminante, luego expresó: -¿Qué pasa con ustedes? No se dan cuenta que están perdiendo el tiempo. No se dan cuenta que sus padres están invirtiendo en ustedes y no son agradecidos. Se están fraguando un mal futuro, no han respondido a sus estudios y al paso que van, éste año lo vuelven a perder.
En el aula, el silencio fue profundo, a saber por cuanto tiempo, nos veía y nosotros con la vista hacia el piso como tratando de ver la profundidad del ladrillo en el suelo, tal vez pensando que tenía raíces como los árboles. No nos atrevíamos a contestar, sabíamos que era cierto lo que decía.
Quizá esperaba que habláramos, justificáramos o a saber qué. Luego agregó con una voz más suave: -Miren, Lico y Romeo. ¿No se dan cuenta de lo peligroso que es ir al tanque al medio día? ¿No saben que por esos lugares los malos espíritus se aparecen especialmente en esos horarios en que ustedes parecen sanates entre el agua? ¿Sabían ustedes que muchas veces esos malos espíritus se aparecen engañosamente con el parecido de algún familiar? Esa es la forma como se los comienzan a ganar y después se pierden y se los llevan ¿quién sabe adónde? Nosotros como maestros y sus papas, no queremos que les pase nada malo, ustedes deben cambiar y dedicarse a estudiar que es para su bien.
Únicamente fuimos capaces de balbucear: -Gracias seño.
Salimos rumbo a la casa. Pasaron unos veinte minutos y ya se nos había olvidado el sermón. Al siguiente día a las doce corríamos hacia el tanque quitándonos la ropa en el camino. Llegamos y encontramos a un amigo que solitario se bañaba, mientras nos terminábamos de desvestir hacíamos bromas, nuestro estado de ánimo era nítido. Al rato de estar jugando nos percatamos que una señora a la orilla del río Nahuc lavaba ropa sobre las piedras, al principio no le prestamos mayor atención. De repente Romeo me grita: -Lico, lico allí esta mamá. Señalaba a la persona que anteriormente habíamos visualizado. Me quedé sorprendido porque visualice que de verdad era mamá. Romeo gritaba: -mamá, mamá, miráme y se zambullía en el tanque como presumiendo de su habilidad para nadar.
Recordé lo del día anterior, lo que seño Ana nos había dicho y reaccioné diciéndole a mi hermano: – acordáte lo que nos dijo la seño. No es mamá, no es mamá, “es la simanagua”. Corrimos muy asustados a donde habían piedras, las agarramos y comenzamos a lanzarlas hacia el supuesto espíritu. Por la distancia no llegaban al objetivo. De pronto nos sorprendió una voz varonil que decía: ¡- Bueno Muchá, bueno muchá!, dejen de apedrear a su mamá, no sean brutos, escuchen. Sorprendidos nos volteamos y divisamos a papá que estaba parado en el bordo superior de la rivera del río. Romeo asevera: – No es papá Lico, no es papá, es el duende y reiniciamos nuestra supuesta defensa, apedreándolo. Salimos desnudos, con la ropa en la mano, corriendo rumbo a casa, muy espantados.
Jaja. Jaja. Jaja. Jaja. Fue lo que se escuchó en el salón al finalizar la historia y de pronto al unísono los que integrábamos el grupo expresamos: ¡GARCÍA, tenias que ser! Para ser tan cuentero. El reafirmaba: -De veras muchá es puro cierto lo que les cuento. ¿Qué clavo ver verdad?
Eso fue suficiente para que cada quien tomara el camino hacia su casa, la noche cada momento se ponía más fría y era necesario descansar.





Nuevamente iniciamos nuestra labor en el blog

24 08 2010

Un saludo a todos los que de alguna forma han comentado sobre la vida de nuestro blog. Esperamos en Dios mantenerlos informados de lo que sucede en nuestro terruño y publicaremos importantes trabajos literarios.





Anécdotas y cuentos de Senahu, Alta Verapaz, Guatemala.

28 08 2007

Escritor: Dr. Carlos Rodolfo Wohlers Monroy Inscrito: 252, Folio 252, Tomo: Obras Inéditas. Registro de la Propiedad Intelectual. Guatemala C.A.

 

ENSALADA FINAL

Ejem, ejem, si si sí, hay que leer, hay que leer los cuentos de nuestro pueblo, bueno, bueno, bueno, porque lo que escriben es Níquido, si si sí es Níquido, y no es malo, no es malo; nohoommmbre, no es malo.

Estos escritos son muy apreciados por los lectores que tendrán la facilidad de hacerse de él, ya que su contenido trata de polifacéticas columnas de nuestro contexto, debido a esto se pintarrajea parte de nuestra idiosincrasia, por lo que se espera que les haga pasar un grato momento al final de los cuentos y anécdotas de nuestro pueblo.

Se’chima’il, origen de la belleza, de la cual, ¿Quién, pero quién no guarda gratos recuerdos? y que los ha compartido de generación en generación, es por ello, que nuestro amado y bello Nau’k, para todo aquel que tiene enterrado su ch’up en cualquiera de sus rincones o quien por diferentes motivos, sea por trabajo o por amor sea vecino de nuestro pueblo, está envuelto de ese calor que se desprende de la flora y fauna, bendiciones de Dios, que prevalecen en nuestra tierra y porqué no decirlo, de la hermandad que germina de sus pobladores quienes, con el interés de identificarse como responsables de la distinción en que nuestro municipio Senahú se ha caracterizado, han mantenido un ambiente agradable ante los mismos vecinos o visitantes.

Y, ahora que se han dado estas referencias con breves explicaciones, no se puede esquivar la riqueza que nos zarandea con nuestra flora y fauna, ya que nuestros ancestros, nos heredaron recursos para degustar buenos platillos con sus respectivas bebidas.

Es así, como nuestros xetones, desde el cementerio toman la lica, como la mara, ya sea en la casa o en el mercado, pide un su tayuyo o una tasa de macuy acompañada de un k’orech y como postre un pedazo de osh, sandía o un tulito, el cual se lo bajan ya sea con un su topohio, conste pues, que este menú es para los que se consideran nebáes.

Ahora para quienes tienen un su poquito de tumin, se mandan con un su platío de pata de coche, acompañado con remolacha para lo cual, se ha de contar con el respectivo rá’naxk’at sin pasarse de la medida, porque si no, uno se provoca una bruta sisca y sea la hora que sea, hay que acudir al dicho que dice: -Un clavo saca a otro clavo, por lo que sin casaca alguna, se busca la manera de calmarla, aunque sea con un par de rescoldos o Culitis de indita.

Para más, la herencia de nuestra conquista por los Españoles, lo que no promueve de nuestro pueblo el INGUAT, es que contamos con la presencia de Cristóbal Colón y una de sus carabelas anclada, siendo su compañero de travesías un Indio Malo, no Tarzán, quienes aún no han logrado amontonar en la embarcación a todas las especies con que vinieron a nuestro terruño vía río Nahu’q ya que éstas andan desperdigadas, por lo que, desde hace mucho tiempo andan pidiendo ayuda para recuperarlos y para poder apoyarlos les damos la nómina para que reporten el paradero de estas especies: Cotuzón, Machaca, Pitingo, Elefante, Ratón, Culuc, Zompopo, Mosquito, k’ubul, Vaca Seca, Xan tz’í, Pachach, Nerón, Mono, Pulga, Conejo, Caballo, U’ch, Coralío, Gato Negro, Tz’unun, Toro Muco, Gavilán, Cocobita, Tulux, Tecolote, etc., y otros que se nos escapan.

Ahhh Caray, mientras encontramos las especies que acompañaran a Cristóbal Colón, mejor me Sambuto otro bojazo, puro indígena, ya que me acaban de dejar en hojitas de mox un mi poch con boquitas de pombiltz’ik con rax i’k,

En lo que respecta a la embarcación es necesario contar con los recursos médicos por lo que en esta aunaron esfuerzos profesionales y empíricos un Carrizón, con una Botoneta, quienes con sus tratamientos conforme diagnósticos recetan científicamente o empíricamente, de lo que pueden dar fe quienes han sido beneficiados con estos tratamientos para no ser Caláveres y tengan Siete Vidas, los medicamentos mas utilizados son: Casco de vaca, un Puro, Mol ak’ach, Vinagre, etc., etc., etc., etc., etc., etc.

Bien, queridos lectores y amigos todos, esperando que el cierre de lo anterior quede bien Níquido, porque algo Loco a la par de un Pumpo o Tinaja que ya solo cuenta con un Culitis de k’otyb’oj y antes que me den Calambres, me voy para mi casa, con una Belleza de Estocada, para que me reciban con un Chito y Boquitas de Chirón, un Bocadillo de Riñón asado con un Cuxito.

Y que dealpelo, ¿y los güiros qué? no hay solo para uno, para que no les dé Empacho, un Pirujo o Panito con Queso o una Chilaquila, así también con sus Golosinas como un su Choco Banano, un Mazapán frito, un Mamey, un Pay y una su Pacaya envuelta en huevo.

Para los estilistas con Pie de Lana se les recomienda una buena silla que no sea Tunca, con su Triquet incorporado, para que el cliente no este lleno de Nervios, por eso le prestamos una Muñeca y le damos un Bombo-m para que quede Guapo, pero siempre atento y se vea mas Cabezón, aunque sea Murusho o Erizo, aunque lo dejen Pelón, T’ojoch o T’urù’ para no estar pendiente a que no se le arruine su peinado o Rulo y ser Abreviado por un Ciclón o con la llegada de un Helicóptero y se nos asuste.

En fin, ya con el Buche satisfecho después de comer al final un Chaquisís en Comón, atorado de Caries que da un dolorón, pero no importando si es Flaco o Timbón presto para un Polvorín, tomando mis medicinas Naturas para poder hacer funcionar el Violón aunque todo Chelón por un Chequelón.
Pero ante todo, el próximo año, estimado lector, Xixibilo, ya sea de cruda o desvelado con un tu calderón de tz’ykitap para festejarlo.

Bien, … pueblo de Senahú, amigos todos, en nombre de nuestros ancestros que la paz y el amor quede en el corazón de quien termine la lectura de este pequeño libro y la risa sea el producto de buscar la felicidad, olvidando aunque sea temporalmente todas las cargas que día a día nos agobian, Que Dios nuestro señor, grande en misericordia nos tenga como sus hijos y nos bendiga en todo lo que hagamos, pero sobre todo que fortalezca nuestro Corazón y nos llene de su paz que sobrepasa todo entendimiento. Amén





14 08 2007

Escritor: Dr. Carlos Rodolfo Wohlers Monroy Inscrito: 252, Folio 252, Tomo: Obras Inéditas. Registro de la Propiedad Intelectual. Guatemala C.A.

EL PRIMER CENTENARIO

En el año de 1969, se celebraron los primeros cien años de la fundación oficial de ese paradisíaco lugar, sería interesante poder retroceder el tiempo e identificar a aquellas familias que en ese entonces tomaron la decisión de conglomerarse allí y desarrollar todo un proyecto para que las futuras generaciones tuvieramos un terruño donde vivir, desenvolvernos y desarrollar; lamentablemente los datos históricos de esa época no son muy accesibles, debido a que no han existido personas que dejen plasmado el tiempo en escritos que hoy pudiésemos consultar en una biblioteca o en un archivo.

Este Centenario fue una celebración en grande, recuerdo algunas cosas importantes, como la inauguración del nuevo Salón Municipal, una obra arquitectónica que no armonizaba en ese entonces con lo tradicional de nuestro pueblo, la fachada principal con grandes vidrios y las puertas también; además se inauguró un Monumento al Centenario en que se colocó la ESTELA MAYA, que se encontró en el Barrio la Providencia, cuando se inició la urbanización de dicho barrio. Se hallaron una gran cantidad de reliquias mayas por lo que todos coinciden en que allí existió un centro o comunidad.

El monumento inaugurado contiene una bóveda donde se instaló una caja de metal, que deberá abrirse en el Segundo Centenario. En su interior se colocó un libro y un cassete en los cuales se relata, el presente (1969), para que en su momento sea historia, es decir cuando se lea en el año 2069.

Para entonces el Alcalde Municipal era el Sr. Ramiro García, muy apreciado en nuestro pueblo y en las comunidades, su segundo de abordo o sea el Vice Alcalde don Rosendo Molina, más conocido como Chalío.

La ocasión, de mucha trascendencia, de acuerdo a la Corporación Municipal y el Comité de apoyo organizado. La actividad tenía que ser en grande, tan en grande que el invitado especial era el señor Presidente Constitucional de la República de Guatemala, Lic. Julio César Méndez Montenegro y su esposa doña Sara de la Hoz de Méndez, eso generó la participación de todos los habitantes de las comunidades, cooperativas y Fincas particulares, proporcionando todo el apoyo necesario.

El día llegó, desde muy tempranas horas, cuatro de la mañana se comenzaron a escuchar las marimbas de montaña que son marimbas simples con dos o máximo tres tocadores, distribuidas por barrios; esa era la señal de que la fiesta había comenzado, EL CUMPLEAÑOS NUMERO CIEN DE SENAHÚ.

A las seis de la mañana con la presencia del alumnado de las escuelas y público en general se inició el primer punto del programa izando el Pabellón Nacional; posterior a eso, los cohetes de vara y ametralladoras eran la señal de la alegría de nuestro lindo terruño. Desde las siete de la mañana, por barrios, se les brindó desayuno a todos los visitantes de la jurisdicción.

El programa anunciaba que a las 10 horas AM, llegaría el Sr. Presidente y su comitiva. Con un retraso de media hora se escucharon los motores de helicópteros de la Fuerza Aérea que comenzaban a volar el área, aterrizando en el campo Las Delicias. Fueron recibidos por una comisión encabezada por el Sr. Alcalde, Vice alcalde, quienes se apersonaron al campo de Fut Bol a su recibimiento y traslado al pueblo, en los vehículos que para el efecto habían sido asignados.

Todo resultó de acuerdo a lo planificado, el Licenciado Méndez Montenegro y sus acompañantes, fueron trasladados al estrado que se había construido frente al Edificio Municipal para que se desarrollara el acto protocolario. Todo en orden, equipo de sonido, bien, maestro de ceremonias, era nuestro amigo Chomo; el acto dio inicio, hubieron palabras de ofrecimiento, entrega de presentes al Sr. Presidente, palabras del Sr. Alcalde y el punto más importante, las palabras del Mandatario y develación de la placa del Monumento al Centenario, inauguración del Salón Municipal con el corte simbólico de la cinta; luego el acto que todo el mundo esperaba, entrar al nuevo edificio donde estaban arregladas varias mesas, con arreglos florales sobre manteles preciosos que daban una panorámica muy linda del lugar.

Nuestra sonora y melodiosa marimba Ruiseñor Verapaz, vestida de gala, también estaba presente. En la parte del fondo del salón, en el escenario, se arregló una mesa larga, especial para las más altas autoridades. En la organización habían subcomités formados por hombres y mujeres responsables de la atención en la repartición de bebidas, boquitas y el famoso Caldo de Chunto que es la tradición de nuestro pueblo.

Como siempre sucede, la impaciencia comenzó a hacer mella en el Señor Vice Alcalde, Chalío, cada vez se le veía más nervioso, porque no se estaba sirviendo como él esperaba, principalmente a los invitados especiales; Chalío como todos le conocemos, en esa época ya era una persona mayor que sobrepasaba los treinta años. Cada vez, se acercaba a Ramiro el Alcalde y le decía: -Mirá, ¿Qué pasa? no atienden a los invitados, Ramiro que estaba aprovechando al máximo platicar con el Sr. Presidente, solo lo volvía a ver y le decía: -Calmáte. Al ver Chalío que ni los responsables de servir, ni el Sr. Alcalde hacían caso de su preocupación, tomó la decisión de dirigirse a donde se estaban preparando las bebidas, al llegar inició a regañar a quién se le pusiera enfrente, les ordenó, que de inmediato, le prepararan una bandeja con copas de champagne, porque él mismo las iba ir a servir. Los encargados le obedecieron preparándole lo solicitado, al estar servida se la entregaron.

Apenas podía caminar con la misma, porque no sabía como hacerlo, en fin, ese era su gusto; al llegar al salón y entrar, tenía que subir las gradas; en este ascenso tuvo problemas de equilibrio, llegando a la mesa se le zafó la bandeja de la mano y cae todo delante de los invitados. Ramiro, no se movió, pero se le quedó viendo con una mirada fulminante. Varias personas ayudaron a limpiar y recoger los restos de vidrio. Muy disgustado por lo que le había sucedido, bajó las gradas, se encaminó enojado hacia el frente del salón buscando la salida principal; por la falta de costumbre y no conocer, no se percató que la puerta era de vidrio, por lo que directo se fue a estrellar en la misma haciéndola añicos.

Al enterarse el Jefe edil del segundo percance, se dirigió a su despacho y lo mandó a llamar para que de inmediato se presentase; estaba sentado en su escritorio, esperándolo con la mirada hacia el frente, perdida, y la frente fruncida, cuando entró y le increpa: -¿Qué querés? ¿Para que me mandaste a llamar? Él le queda viendo y le contesta:- Mirá Chalío, todo ha ido saliendo bien, de acuerdo al programa, pero vos, estás desgraciando todo, mirá, lo que hacés enfrente de los invitados y del Sr. Presidente, ¿No te da vergüenza? Y ahora rompés la puerta del salón que estamos inaugurando, ¿Qué diablos té está pasando? Tranquilízate ya, no la jodás. – Bueno, le dijo, ya me di cuenta que nada de lo que hago te gusta, soy puro estorbo, ¿Verdad? Mejor me voy a mi casa, oíste, ah, pero eso sí, que quede claro, que “PARA EL OTRO CENTENARIO ¡HUEVOS QUE TE AYUDO! ¿Entendiste? Dio la vuelta y se retiró.

Ramiro en lugar de molestarse se desternillaba de la risa, se encaminó nuevamente a la mesa con los invitados y contó lo acontecido en la reunión con el Señor Vice Alcalde, lo que provocó mucha admiración por la esperanza de vida que él mismo tenía.





Anécdotas y cuentos de Senahu, Alta Verapaz, Guatemala.

21 07 2007

Escritor: Dr. Carlos Rodolfo Wohlers Monroy Inscrito: 252, Folio 252, Tomo: Obras Inéditas. Registro de la Propiedad Intelectual. Guatemala C.A.

EL PROFE

Hablando de la misma persona (Maco), pasados unos años, se fue acercando a la cabecera municipal, en ese tiempo se terminó la construcción de una escuela en la parte alta de Senahú, camino a Xalibé, específicamente en Semuc y a nuestro amigo Maco se le nombró Director con Grado en dicho establecimiento; además de él había una Maestra a quien todos conocemos como la Seño Tina, trabajaron mucho tiempo juntos.

Un día Maco fue citado a la Supervisión Regional, le dieron algunas instrucciones como resultado de las últimas evaluaciones que se habían hecho en dicho establecimiento; al regreso, de inmediato citó a su compañera profesora para informarle sobre lo acontecido en la reunión, le dice: -Mire seño, por favor, por instrucciones de la Jefatura hay que convocar a una reunión con los padres de familia lo más rápido posible, así que por favor hágame una circular para que la reunión se lleve a cabo el día viernes próximo a las nueve de la mañana en punto, porque van a venir algunas personas y autoridades del municipio, así que por favor le encargo.

Esto sucedió el día lunes, el miércoles la seño se le acercó al Sr. Director diciéndole: Profe ya la circular para la convocatoria de la reunión la tengo hecha, solo con una duda: -¿Cuál seño? le dijo él con toda tranquilidad. Pues mire, le contestó: -Toda la nota está redactada, únicamente tengo una duda. -¿Cuál? Le dijo el Sr. Director. Ella responde: -¿Con qué be se escribe viernes? Maco que estaba sentado, se separó un poco del escritorio en actitud pensativa, confusa, se pone las dos manos en la cabeza desplazándolas hacia atrás, como que se estuviera arreglando el cabello, luego vuelve la mirada hacia ella y le dice: -Seño ¿Sabe qué? Me siento muy cansado, mejor trasládela para el lunes por favor. Se levantó de la silla, se retiró de inmediato del salón de clases y se dirigió hacia el Pueblo.

Escritor: Dr. Carlos Rodolfo Wohlers Monroy Inscrito: 252, Folio 252, Tomo: Obras Inéditas. Registro de la Propiedad Intelectual. Guatemala C.A.

EL PANTEÓN

En los pueblos, la mayor parte de la gente no se preocupa del final, que todos los seres humanos tenemos, el momento de la muerte, en ese sentido casi nadie tiene un lote o un panteón en el cementerio, ¿Verdad que esta es una realidad que casi todos vivimos? Sin embargo, hay personas que ven esta debilidad como una oportunidad para hacer negocio, a eso se va a referir lo que les voy a contar a continuación.

Durante toda la historia de nuestro pueblo, han habido varias personas, entre ellas Zacarías Cuz, Q.E.P.D., que han mandado a hacer su panteón, en vida, pero que a la primera oportunidad que se presenta lo han vendido, aprovechando la necesidad que genera la muerte inesperada de alguien, no lo hacen como negocio, sino como una ayuda al necesitado, que excelente si esa fuera la finalidad.

Pues bien, resulta que Don Amilcar, decidió que ya era tiempo de tener su lugar de descanso, eso lo obligó a hacer una visita al cementerio, que como todos nos recordamos se sitúa en una colina alta y que es algo cansada la subida especialmente para los gorditos.

Don Amilcar, ascendió hasta la cima del cerro, donde hoy hay un quiosco, admiró una vez más toda la belleza del paisaje, pues es un mirador estratégico; fijó la vista a su casa, la de sus hijos, luego ubicó dónde salía el sol. Le habló al trabajador municipal encargado, diciéndole: -Mirá, yo quiero un lugar por aquí, me interesa la salida del sol; le dio una infinidad de explicaciones, total, que casi después de medio día encontró el lugar que él consideró ideal para su panteón; lo marcaron, bajó a la Municipalidad a hacer el pago respectivo y a solicitar el permiso necesario para la construcción.

Todo autorizado. A buscar el albañil y a negociar el costo, otra tarea bastante difícil, porque los constructores salen con que hoy día todo ha subido y nada baja; después de una larga discusión llegaron a un arreglo. Dice don Amilcar: -Me hacés el panteón, yo te doy el treinta y cinco por ciento de entrada, para los materiales y lo que necesités, cuando ya el avance vaya por un cincuenta por ciento yo te pago cuarenta y cinco por ciento, con eso ya te estaría cubriendo el setenta y cinco por ciento del valor total del trabajo, cuando me lo entregués ya terminado con sus acabados bonitos, yo te pago la diferencia, el veinticinco por ciento restante y así cuentas cabales, conservan las buenas amistades. – Trato hecho, Don Amilcar, responde el albañil, está bueno, pero, -¿Cuándo me dá el anticipo? -¿Cuándo tenés tiempo? pregunta el interesado, -Yo, ya; solo busco mi ayudante, compro los materiales y puedo comenzar. -¡Ah! Dice el contratante, que no estaba en esos momentos muy solvente de efectivo, ¡Ah! Pasate mañana a las ocho en punto por la casa, allí te doy lo convenido. -Muy bien, dijo el trabajador y va directo a buscar el ayudante ya para iniciar el trabajo de picado, terraplén, etc., luego a la búsqueda del block, de arena, de hierro y cal, total que ya por la tarde estaba listo.

A la hora convenida estaba el albañil muy puntual reclamando lo concertado. Al recibirlo, se despidieron y se fue a hacer los pagos respectivos de materiales, subió al cementerio y el trabajo se inició.

Eso fue el día martes; los materiales llegaron, subieron agua en botes, porque ése era uno de los problemas para las construcciones, la falta del vital liquido.

El viernes muy de mañana, el albañil estaba en la casa de Don Amilcar, le avisaron, él salió contento preguntándole -¿Qué pasó vos? -Nada don Amilcar, solo le quería avisar que ya el trabajo va por un ochenta por ciento, por lo que necesito el segundo pago, -Puchis vos, eso no puede ser, ni que me estuviera muriendo ya, son babosadas tuyas, mejor esperáme, vamos a ver. -Está bueno dijo el albañil. Entró a su casa a avisar a donde iba, se puso una gorra y salió, llegaron al punto y en efecto el trabajo iba a toda máquina; cuando lo vio no hizo comentario alguno, solo le dijo: -Pasá por la tarde, te doy el segundo pago.

Así sucedió, a las cinco, se hizo presente en la casa y con mucha dificultad pudo cumplir su ofrecimiento, ya que no estaba preparado económicamente para responder con la rapidez que se hacia el trabajo. Su preocupación era grande, porque con el segundo pago ya su disponibilidad se había agotado; debía un veinticinco por ciento y en esos días no tenía programado ningún ingreso. Pensaba, -Ojalá que se tarde toda la otra semana, porque si no, no le voy a poder cumplir y entonces si que no sé que hacer.

El domingo a eso de las diez de la mañana, el albañil contratado se presentó a la casa, al verlo le pregunta, -¿Y ahora que vos, paraste el trabajo? No, no don Amilcar, solo venía a informarle que ya está terminado, como usted lo quería. -¡No puede ser! ¡no puede ser¡ Si apenas el martes comenzaste, le responde, -Si, le dijo, pero me necesitan en otro lado, por eso le eché ganas y ya lo terminamos. Hoy si me fregaste vos, pero mirá: – Vamos a verlo, de repente falta algo. Mientras pensaba, “algo malo tengo que encontrarle” para tener pretexto y poder pagarle hasta la otra semana, que primero Dios voy a tener otros centavitos.
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Llegaron al lugar, de veras el trabajo se veía muy bonito, con buen acabado, pero Don Amilcar dándole vueltas y pensando, en una de esas le dice al albañil, esperáte me voy a meter a ver como está por dentro, y así lo hizo; se metió, empujándose con las manos y los pies hasta que cupo todo su cuerpo, estuvo un momento dentro, de inmediato salió sacudiéndose la ropa y se dirige al albañil: -No vos, no está bien terminado, mirá, aquí, en el hombro derecho, me lastima, está disparejo, eso hay que arreglarlo la otra semana así te lo vengo a recibir, oíste. El pobre albañil, ya no pudo responder nada, nada, únicamente dijo: -está bien Don Amilcar lo arreglaremos la otra semana.





Anécdotas y cuentos de Senahu, Alta Verapaz, Guatemala.

13 07 2007

Escritor: Dr. Carlos Rodolfo Wohlers Monroy Inscrito: 252, Folio 252, Tomo: Obras Inéditas. Registro de la Propiedad Intelectual. Guatemala C.A.

EL ENGAÑO

Fue un sábado más, cuando algunos jóvenes de Senahú frecuentaban acudir a tiendas o a la exclusividad que brindaba el Negrito, en su local conocido como “donde Secundino”, a deleitar algunas cervecitas o cualquier otro tipo de licor, para festejar el nuevo fin de semana, el consumo dependía siempre de la capacidad financiera del momento o del crédito que algunos tenían.

Este día, Raúl, que era uno de ellos y que no desperdiciaba sábado para estar bajo efectos especiales de alguna bebida, como las mencionadas, rompió la norma, únicamente se tomó un par de cervecitas, ya terminado el día, siendo aproximadamente las siete u ocho de la noche, se encontraba sentado en una de las bancas que se ubicaban en el parque central; muy pensativo, pero más que todo preocupado por la llegada a su casa, que quedaba llegando al Calvario y no había encontrado quien le acompañara.

Su preocupación era: caminar solo, a esa hora que el alumbrado eléctrico era muy débil, la noche muy oscura, la verdad, es que tenía mucho miedo. Su semblante cambió de pronto, cuando vio acercarse al lugar donde estaba, a un grupo de personas, trataba de identificarlos físicamente de lejos, pero no le era posible por la distancia y por la oscuridad, también por la voz; se concentró, afinó su oído y efectivamente le funcionó, eran nada menos que el Pelón, Cochita y Pitingo, quienes estaban muy contentos, eufóricos y andaban con destino perdido. Raúl, al reconocerlos auditivamente, comenzó a relajarse aflojando todo su cuerpo, como que se hubiera desmayado, la cabeza, caída hacia delante topando la barbilla al pecho, los brazos colgando, balbuceando y tratando en todo lo posible de llamar la atención del trío que se acercaba.

No pasó mucho tiempo y fue escuchado; los tres dejaron de caminar, se voltearon para ver quien emitía esos sonidos de agonía; a pesar del esfuerzo, de lejos no lograban reconocer a la persona, por lo que Pelón que aparentemente lideraba al grupo, les dice: – Vamos a ver, ¿Quién es? Ayudemos muchá, Pitingo, protesta y dice: -Qué te importa, a saber quién es vos, dejémoslo. Cochita, que no sabía ni como se llamaba, no opinó nada, solo estaba agarrado del brazo de Pitingo, lo que le daba certeza de no caerse. Pelón, insistió y consiguió convencerlos, por lo que se acercaron. Ya frente a él, a quién de verdad, se le escuchaba y se le veía muy mal, Pitingo enojado, decía: ¿Quién es? Le tocaba el hombro y lo sacudía, preguntando ¿Quién sos vos? La respuesta era únicamente: Nnnnnn, Casssssss, Mmmm, Ayyyy.

Era imposible entender las respuestas, no comprendiendo nada, Pelón intrigado lo tomó del pelo, le levantó la cabeza quedándole visible la cara. Muchá, muchá, es Raúl, pobrecito, aquí lo dejaron esos malditos de sus amigotes. Al identificarlo, como un amigo, el tomó la decisión de ayudarle, diciéndole a sus compañeros: -Vamos, vamos, carguémoslo y llevémoslo, antes que lo vean. -¿Adónde? Pregunta Pitingo, muy molesto, -¿Adónde más? Le dice Pelón, a su casa, a la casa de doña Luch, allí vive él. -Ni loco, le dice Pitingo, eso es hasta allá arriba, yo, no lo llevo, déjalo aquí, ¿Acaso andaba con nosotros? Y a vos Pelón, que te importa, siempre té andás metiendo y nos metés en babosadas. Éste al escuchar la reacción negativa de su compañero se enojó mucho, por el aprecio que le tenía a su primo Raúl, porque ese era su grado de parentesco. En tono autoritario, le responde: ¡ Mirá malditío! Si no me ayudás, me las vas a pagar, ¿Me oíste? Pedíme algo de lo que siempre me pedís y tanto te gusta, pedímelo, pedímelo negro condenado y vas a ver.

A Pitingo, la amenaza le preocupó; y mucho, pensando en el futuro, sin mediar más palabra se incorporó a ayudar y procedieron a levantarlo. El otro no colaboraba en lo más mínimo. Cargado en zopilotío a ratos y luego uno le cargaba los pies y los otros dos, tomándolo cada uno de un brazo y protegiéndole la cabeza. Así, comenzó el trayecto de ascenso por la calle principal.

La llegada a la casa de Don Chabelo, que queda a un poquito menos de la mitad de la distancia de su destino, fue donde realizaron la tercera estación de descanso, el cansancio estaba afectándolos, únicamente escuchaban los balbuceos del transportado, quién babeaba y no hacía el más mínimo intento de ayudar.

Allí lo acostaron un momento en la banqueta, para poder ellos recuperarse y le hablaban: -Ayudános hombre, es que pesás mucho maaldito, ya falta poco para llegar a la casa y si doña Luch te ve así, se va a enojar. Él aparentemente en estado inconsciente, no respondía, lo poco que se le escuchaba, no se entendía en lo absoluto. Pelón, al ver que no respondía, enojado, decía: -Este es un coche, a saber que se hartó el Mie…, apurémonos, y lo dejamos en su casa; pero eso sí, mañana que aguante lo que le voy a decir. Pitingo, firme desde el principio, repetía: – Yo te lo dije, que se quede aquí hombre, yo ya me cansé, como pesa el desgraciado y eso nos pasa por brutos y por shutes, además, éste Cochita, no ayuda, como que cada rato se queda más mudo, solo falta que también lo tengamos que cargar. -Calláte la trompa y ayudáme, sigamos, ordena el Pelón.

Nuevamente los tres cargan al amigo quién no da mayores señales de vida y continúan el ascenso, y así con mucho esfuerzo, sudando, y protestando, siendo ya casi las diez de la noche, sofocados van pasando frente a la casa de Chequel, que escucha las voces de los cargadores, sale a la ventana y les pregunta: -¿Qué pasó muchá? Pelón le responde: -Este desgraciadísimo de Raúl, borracho el mierda, mirálo bien bolo el malditío, no responde; Chequel, solo escucha la respuesta, sin comentar nada, se sonríe, posiblemente recordándose de sus tiempos, cierra la ventana considerando el caso como algo normal, en ese día.

Después de todo el esfuerzo llegan y entran al sitio, bastante cansados, lo bajan al suelo un momento para recuperarse del cansancio, luego tocan la puerta: – Buenas noochesss, aquí venimos a dejar a Raúl; la puerta se abre, allí está la señora, con el rostro descompuesto, enojada, se les queda viendo, y les dice: -¿No les da pena? ¡Cómo traen a éste sinvergüenza! Ustedes no parecen ser amigos, más parecen ser enemigos, peor vos Pelón, siendo familia y haciendo esto. Mirén como lo dejaron; el otro tirado, inmovil. Nuevamente se dirige a ellos indicándoles: -Éntrenlo, pasen, allí está su cama, déjenlo acostado.

Los tres sin poder pronunciar palabra, para poder explicar la verdad, de lo que había pasado, hicieron él último esfuerzo, cargaron a Raúl y en cuestión de segundos lo tenían acostado en la cama, le quitaron los zapatos con todo y calcetines, lo taparon con una chamarra y decidieron marcharse. En ese preciso momento de retirada, éste, como un resorte se levanta de la cama, se les queda viendo sonriente, y les dice: -Gracias muchá, por traerme.

La reacción de asombro de los tres cargadores al darse cuenta del engaño, porque Raúl no tenía nada, fue impactante, el enojo estaba a punto de estallar, se les veía espuma en la boca, no se si de cólera o ya de la goma, especialmente él Pelón, mientras Pitingo le repetía: Te lo dije, te lo dije, éste es un desgraciado, yo lo conozco.

Doña Luch asombrada y confundida, se voltea ante los tres, e interviene hablando en voz alta, diciéndoles: -¿Con que engañándome? Se queda callada y luego ordena: -Fuera de mi casa, no respetan un poco, igualados, abusivos, váyanse a engañar a sus amigotes, yo, ya soy una persona mayor, me deben de respetar, me van a matar de una cólera.

La razón de la reacción de la señora, era porque ella le había prohibido seguir tomando y llegar en ese estado a la casa, por lo que pensó, que todo había sido un arreglo para sorprenderla y engañarla.

Los quijotes salieron sin decir una sola palabra, empujándose uno a otro; ya pasado el umbral de la puerta se escuchó a lo lejos, ¡Buenas noches, doña Luch!